¿Existe una forma fácil de escribir personajes elocuentes y realistas? ¿Los personajes están al servicio de la historia, o es al revés? ¿Es necesario crear fichas de personaje o conocer a la perfección sus biografías para que estos funciones dentro de un relato?
Probablemente, ninguna de estas preguntas apunta al centro de la cuestión…

Personas falsas y personajes reales
En El lobo estepario, la novela de culto de Hermann Hesse, el autor nos brinda una serie de reflexiones sobre la falsedad de los personajes literarios. Según su hipótesis, los seres humanos somos «a nivel corpóreo, una unidad; pero en lo que al alma se refiere, nunca».
Según Hesse, la mayoría de los autores pecan de lo mismo: presentan los personajes como un conglomerado de características y contradicciones que, en el fondo, dan una impresión de harmonía interna. O dicho de otra forma, todo los personajes en literatura son un individuo, un yo reconocible.
Y así nacen los muñecos de cartón, tan inverosímiles como carentes de alma.
Al final, siempre podemos decir que un personaje es bueno, malo, alegre, depresivo.. Hay siempre un rasgo mayor que lo define y que nos da la sensación de que podemos conocerle, de que es alcanzable. Pero todo el que conoce bien a alguién (o, todavía mejor, a sí mismo), sabe que las personas no somos así.
El secreto está en la incoherencia
Lo que Hesse nos explica en su tratado es que…
Las personas reales no somos una suma de contradicciones, ni tenemos una personalidad coherente.
Más allá de toda esa superficialidad existe la incoherencia. El hecho de que el ser humano suele romper sus esquemas de comportamiento, dice cosas que en realidad no piensa o se ve a sí mismo de una forma muy diferente a como le ven los demás, son muestras de ello.
Cuando creamos personajes de ficción, solemos preocuparnos demasiado de conocerlos bien, de saber quiénes son o hasta en reconocernos en ellos. Yo lo he hecho en incontables ocasiones y, solo me ha llevado al error.
Al final, si el centro de tu relato está en los personajes y no en la situación que les sucede…
Lo mejor es ocuparte de trabajar en la situación y descubrir cómo actuan los personajes en ella.
Todos los personajes son «el bueno de la película»
Creo que este es un buen punto de partida a la hora de describir un personaje a nuestros lectores. Todo el mundo hace lo que hace por algún motivo y todo el mundo piensa que sus motivos son legítimos.
A partir de ahí, por lo general, el fin justifica los medios. E, irremediablemente, unos personajes chocan con otros.
Por supuesto, existe una máscara de personalidad, una deontología personal o una conducta que cada personaje aplica a su forma de moverse por el mundo; pero, si la situación se descontrola (como suele suceder en el género de terror), todos los personajes harán lo que sea para conseguir aquello que desean o creen correcto.
El mejor punto de partida para crear un personaje es preguntarse qué quiere y en qué situación está metido.
Puede que ni tan siquiera el personaje sea al 100% consciente de sus deseos, pero estos determinarán su conducta. Y esa conducta evolucionará al enfrentarse a la situación concreta planteada en el relato o la novela.
Personajes al límite de lo conocido
En el género de terror existe la conocida fórmula «escribe sobre lo que temes». Y los personajes, como parte de la obra, no escapan a esta pauta.
Al igual que en un sueño, todos los personajes de tu obra tienen algo de ti. Y es natural, porque todos vivimos encerrados en nosotros mismos. De hecho es incluso desaeble, porque el arte es en parte exteriorización.
Pero a menudo es necesario ir más allá y usar la imaginación para crear alguién que no eres tú, para lograr ver desde un punto de vista que no es el tuyo. Y para ello es necesario aprender a observar de forma objetiva a los demás.
Las personas interesantes están llenas de matices y, con el tiempo, si se las conoce un poco, se descubren imperfectas y falibles. Es decir, humanas.
Los vicios y virtudes de cada persona no son una contradicción, sino una combinación única y exótica que de factores que dan como resultado la personalidad.
De hecho, nada te obliga a ocuparte expresamente de conformar las caracteristicas de un personaje antes de escribir sobre él. A menudo un par de rasgos clave bastan para empezar.
Las fichas de personaje y las biografías detalladas suelen ser obstáculos a la hora de creae personajes realistas.
Todos los personajes, al igual que las personas reales, anhelan y temen algo. Vale la pena descubrir cómo son durante el proceso de escritura, viendo cómo se desenvuelven en una situación concreta que, quizás sí, necesite de planificación y anticipación por tu parte.
Y la mejor manera de llevarla a cabo esa combinación de improvisación y planificación con éxito, es aprender a organizar tu trabajo. No te pierdas el próximo capítulo de esta guía para escribir terror.