El ambiente y la atmósfera en el terror son el cosmos en el que se esconde el agujero negro del que hablamos en el anterior artículo de la guía para escribir terror, aunque sus naturalezas y funciones no son las mismas.

El ambiente en el género de terror
El terror puede suceder en cualquier momento y lugar, así que la elección de ambiente es amplia y libre. Sin embargo, creo que hay algo intuitivo en ello.
Si ya has escrito alguna historia (sea o no de terror), probablemente el desarrollo de esa historia ha circulado por tu mente imbuida de algún ambiente particular desde la misma génesis de su idea. Habrás sentido que, al mismo tiempo que la idea argumental se presenta en tu mente, también lo hace un lugar, época concretos. Sabrás que la historia sucede en una casa de campo, o en la orbita de un planeta inhóspito; sabrás si ocurre bajo una lluvia torrencial, o en una tarde de verano…
Ese es el ambiente en que sucede tu historia.
Desarrolla el ambiente de tu relato. Identifica las tres o cuatro características que lo definen y poténcialas.
Da igual si relatas un ambiente clásico en el género, como por ejemplo un pueblo abandonado, o si es algo mundano y poco amenazador, como una guardería infantil. Si un ambiente concreto apareció relacionado a una historia en tu mente de un modo natural y orgánico, sigue esa intuición.
La cuestión no es qué ambiente elegir, sino cómo explotar sus cualidades adecuadamente.
Y además, siempre es bueno experimentar. Al fin y al cabo todo vale si las cosas dejan de ser como deberían y se vuelven en contra de los personajes.

La atmósfera que reina en el lugar
A medida que los personajes se introducen en la singularidad del ambiente que has creado y quedan aislados del mundo, su condición psicológica peligra. Las imágenes, los sonidos y los olores cambian: se vuelven desagradables, peligrosos, perversos, amenazadores… y generan la atmósfera.
Si partimos de una definición global y literal, la atmósfera es el cuerpo gaseoso que envuelve a planetas como la Tierra o Venus, aislándolos del vacío espacial. En nuestro relato, la atmósfera que creemos jugará un papel similar.
«La noche se precipitó con rapidez casi anormal, como si tuviera prisa por atraparme, y empecé a sentir una especia de confusa inquietud, como si me hubiese perdido por unos parajes extraños y no en un apacible rincón de Nueva Inglaterra.»
Tal y cómo demuestra la anterior cita, una buena atmósfera puede establecerse en una sola oración pero? a diferencia de la ambientación, la atmósfera evoluciona a lo largo del relato, consolidándose o incluso intensificándose a medida que la narración avanza.
Y tal evolución se traduce en dos elementos: las descripciones y la condición psicológica de los personajes, apoyada a su vez en los diálogos.
Descripciones y diálogos son campos apasionantes y complejos, siempre sensibles de ser mejorados, simplificados, recontextuados… Son asignaturas eternamente pendientes y su práctica va conformando nuestro estilo a través de las páginas.
Todo es cuestión de trabajar nuestra sensibilidad, nuestra empatía; de observar la diferencia entre lo que objetivamente transmite un lugar y lo que los ojos de un individuo concreto interpretan al estar allí.
El ambiente y la atmósfera en el terror: conclusión
La diferencia entre el ambiente y la atmósfera es, en definitiva, la diferencia entre lo objetivo y lo subjetivo.
Y la experiencia vital de los personajes suele ser el marcador que determina donde empieza una cosa y termina la otra, La conjución del ambiente y la atmósfera de tu relato darán como resultado el laboratorio en el que la experiencia del terror tendrá lugar.
Piensa bien en ello a la hora de escribir y no tengas miedo de experimentar para dar la atmósfera adecuada a un ambiente seguro, banal o poco propicio al terror. Afortunadamente, no todo son casas encantados y rincones oscuros en el género.
De hecho, la elección más o menos intuitiva de estos elementos llega a ser, incluso, más influyente durante el desarrollo de la obra que el propio tema del que está trata.
Sí, lo has leído bien. Y es que, tal y como veremos en el siguiente artículo de esta serie, la elección del tema es, en contra de lo que se suele decir, innecesaria o incluso contraproducente.
¿Y tú que prefieres? ¿Los ambientes clásicos clásicos como ruinas y cementerios? ¿O las atmósferas opresivas de los lugares cotidianos?



