Escribir terror 1: el terror es un género frontera

El género de terror es universal.

A diferencia del bélico, el western, el noir o el género histórico, el terror no necesita un contexto concreto para desenvolverse de manera efectiva. Puede suceder en cualquier lugar o época y, gracias al miedo, cualquiera de nosotros puede encontrarse en el centro de la pesadilla.

El género de terror como marco de trabajo

Al escribir terror se puede trabajar con cualquier época, contexto o situación. Al igual que la comedia, podemos decir que el terror es un género frontera, abordable desde su propio terreno, o alcanzable desde el terreno de cualquier otro género.

La experiencia del día a día nos lo enseña: las mismas situaciones que para unos suponen una fuente de felicidad, representan para otros una pesadilla.

analogía del género de terror: el miedo solo existe si se cree en el objeto del terror. Todo reposa en la mente del espectador.
Esta fotografía de un falso espíritu es una buena analogía del terror: el miedo solo existe si se cree en el objeto del terror. Todo reposa en la mente del espectador.

El terror nace de la experiencia subjetiva del individuo.

La altura es un ejemplo de ello: mientras unos disfrutan de lanzarse desde lo alto de un precipicio vestidos como ardillas voladoras, los otros no podemos subirnos a la noria de la feria sin sufrir una ataque de ansiedad.

El maestro del terror Richard Matheson explotó a la perfección está realidad cuando metió al bueno de Arthur Jeffrey Wilson en un vuelo hacia el infierno a 20.000 pies de altura.

La frontera entre lo común y lo excepcional

Pero también hay cosas un más propias y clásicas del género, como meterse de noche en un antiguo hospital abandonado o adentrarse en un callejón oscuro y solitario. Hay personas que lo llamarián exploración urbana y hay otras que lo llamarián insensatez.

Estas últimas, sufrirán miedo ante la expectativa de encontrarse gente extraña, de sentirse frágiles, de que se hunda el techo o de que el fantasma de una antigua enfermera les persiga entre viejas camillas y cristales rotos. Los otros, al contrario sentirán la excitación de la aventura y el romanticismo de explorar tiempos pasados.

Y las dos visiones son válidas.

El género de terror se fundamenta en la condición psicológica

Ese el marco de trabajo del género. Más allá de su definición (de la que también nos ocuparemos), hay que entender que el terror solo existe a través de la subjetividad, bien sea porque se vive en primera persona o por empatía, como cuando leemos una novela del género.

El género de terror trata de cómo se vive una experiencia, no de la experiencia en sí, ni del lugar en el que esta sucede.

Ese es tu terreno como escritor de terror, la tierra de nadie en la que las circunstancias exteriores condicionan nuestra mente. Porque a la hora de escribir terror, lo que enriquecerá tu relato está siempre en el interior de los personajes.

Muévete siempre en la frontera

Casi cualquier historia que puedas imaginar escribir es susceptible de convertirse en terrorífica, si esta representa una amenaza para sus personajes. Por ello:

El terror funciona cuando existe el drama.

El miedo no es la casa embrujada; el miedo es el sentimiento que nuestro personaje experimenta al visitarlo y al intentar resolver el enigma en el que les hemos metido gracias a recursos como la intriga y el suspense.

Pero por encima de todo está el drama. Y nuestro trabajo al teclado, es transmitir a nuestros lectores ese drama con exactitud.

En el siguiente artículo de esta serie averiguaremos qué es el terror y cuál es su función en nuestra mente. Y poco a poco, nos iremos hundiendo en la espiral del horror.

¿Y tú? ¿Has sentido verdadero terror alguna vez?

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